8.1.  PONENCIA: CREAR OPINIÓN: UN DERECHO Y UNA OBLIGACIÓN DE LA PRENSA TÉCNICA

José Mompín Poblet (España)

 

II CONGRESO INTERNACIONAL DE PERIODISTAS ESPECIALIZADOS Y TÉCNICOS (CIPET II)

Barcelona. 27, 28 y 29 de octubre de 1983

Ponencias y Comunicaciones

 

De entre las dos funciones primordiales asignadas a la prensa técnica, informar y formar, hay una que en pocas ocasiones se realiza plenamente: la de formar.

Ciertamente, la principal formación que puede impartir una revista técnica es a través de la publicación de trabajos técnico-científicos, mediante los cuales los técnicos actualizan o enriquecen sus conocimientos tecnológicos. Sin embargo, por lo general se descuida un aspecto importante que debe realizar también la prensa técnica, como auténtico periodismo que es: crear opinión.

Obviamente la revista técnica no debe inmiscuirse en política, aunque sí conviene que afronte temas económicos y socioeconómicos.

La revista técnica debe cuidar sus editoriales y sección de noticias, a través de las cuales puede crear opinión. Por ello, hay que comentar y si fuera preciso enjuiciar determinadas acciones y la política industrial del Sector llevada a cabo por la Administración, de la patronal u otras asociaciones empresariales relativas al sector en el que se encuadra la revista técnica, así como posibles actitudes insolidarias de determinados grupos de empresas o multinacionales, y esto por muy buenos clientes que sean; lamentablemente, y por regla general la prensa técnica está excesivamente “domesticada” por las firmas anunciantes.

La independencia de una revista técnica no puede acarrear más que beneficios para la propia publicación y para el sector al cual sirve; sin una auténtica independencia, sin un cierto espíritu crítico, la revista pasará a engrosar las filas de la llamada prensa “domesticada”, la cual de alguna manera está deteriorando la imagen de la actual prensa técnica española.

En España, salvo honrosas excepciones, la prensa técnica tiene escaso prestigio. Existen muchas revistas técnicas, demasiadas quizá, pero por regla general son poco influyentes. En muchas ocasiones, a una presentación mediocre se une una información pobre, poco periodística; es en este aspecto en donde quisiera incidir con esta comunicación.

La función periodística implica un tratamiento del lenguaje que permita cumplir sus funciones sociales. Parece ser que en el periodismo moderno se tiende a clasificar los códigos semánticos de comunicación de masas en mensajes informativos, mensajes interpretativos y mensaje de opinión, dando en consecuencia tres formas de periodismo: informativo, interpretativo y de opinión (reporteros, analistas y editorialistas).

Mientras con el periodismo informativo o descriptivo el profesional se limita a dar la noticia escueta, a hacer un relato objetivo de los hechos, con el periodismo interpretativo el periodista no solo reproduce lo que ve u oye, sino que ejerce también una investigación sobre lo acontecido, porque los hechos no se producen descontextualizados de una situación económica, social y política concreta. La interpretación es un juicio objetivo basado en el conocimiento, a fondo de una situación y es también la valoración de un acontecimiento, con lo que esto conlleva de juicio subjetivo.

Por su parte, el periodismo de opinión persigue incitar al lector para que se sienta solidario con los hechos observados o para que los rechace; aquí el mensaje periodístico se transforma en una interpretación evaluada sobre juicios morales fundamentalmente. Esta forma de expresión se manifiesta casi exclusivamente en las secciones editoriales.

El periodismo de opinión y principalmente el periodismo interpretativo son los que contribuyen a “crear opinión” los que dan una personalidad propia a las publicaciones; son los estilos de que adolecen mayormente las revistas técnicas.

La Prensa Técnica hasta ahora se ha mostrado remisa a asimilar las nuevas corrientes periodísticas, que según las distintas escuelas se denominan “interpretative journalism” o “timestyle”; para el profesor Charnely las nuevas corrientes consisten en una nueva dimensión de la noticia que muestra el alcance de ésta, su interpretación y sus implicaciones ocultas.

Para la profesora Concha Fagoaga (“periodismo interpretativo: el análisis de la noticia”) es el mensaje con el nombre y apellido con lo que el periodista debe sentir y hacer sentir su influencia, pues es su interpretación propia de los acontecimientos lo que hace público los hechos aislados resultan herméticos en muchas ocasiones, y en consecuencia deben ser analizados, valorados y explicados. Es un periodismo que busca explicar tan bien como informar.

El periodismo interpretativo está hoy día generalizado en los medios de comunicación de gran audiencia, especialmente en la prensa diaria. Tiene una raíz culturalmente anglosajona, lo que explica el retraso con que ha llegado a España, siendo casi inexistente en la prensa técnica.

Es información, por ejemplo, y por ende hacer periodismo informativo, el publicar una noticia remitida por la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas en la que se diga que los fabricantes piden que la administración prohíba la importación de productos electrónicos procedentes de Extremo Oriente y Japón.

Es periodismo de interpretación el publicar además un estudio de las importaciones de material electrónico realizadas en los últimos años, analizando su efecto sobre los fabricantes nacionales, presentar un estudio sobre las publicaciones tecnológicas, de producción y de exportación de los mismos y hacer un recordatorio de la ineficacia de medios similares tomadas anteriormente, analizando las motivaciones que puedan tener los solicitantes de la media aduanera.

El periodismo de opinión, por ejemplo, oponerse abiertamente a la petición de los empresarios, pidiendo a la administración que deniegue tal solicitud y estimule por otros medios el desarrollo tecnológico y productivo de los fabricantes nacionales.

Es fácil intuir que la polémica entre los defensores y los detractores del periodismo interpretativo seguirá viva por muchos años, tanto en el periodismo clásico como en el técnico, sin embargo, muchos profesionales entienden que les cabe la responsabilidad de evaluar e interpretar los hechos al lector, señalando su ubicación en el amplio contexto histórico y social, así como las distintas fuentes de las que emerge el hecho (Wright, en “Mass Comunication. A. Sociological Perspective”).

Para otros prestigiosos profesionales, el periodismo interpretativo es como un juicio honesto acerca del significado de los acontecimientos, documentado convenientemente con cualquier prueba de los hechos u opiniones que se puedan aducir en apoyo de la interpretación dada (Hohenberg).

Para Concha Fagoaga, la responsabilidad del redactor que trata la información con técnicas interpretativas es la de proponer al receptor el alcance que tiene un acontecimiento. Explicar los hechos y valorarlos presupone que el significado que se aporta proporciona ese alcance que los hechos, en sí mismos, no proporcionan. El significado de la noticia es más importante que la noticia misma; si ese significado no va a ser esclarecedor es mejor dejar el análisis para mejor ocasión.

Entre los mensajes interpretativos y de opinión hay también claras diferencias, especialmente semánticas. Para Hohemberg, mientras el redactor de mensajes interpretativos evita recomendar lo que debería ser hecho, el editorialista insta a la acción. Sheeham por su parte, opina que la tarea de editorialista es moldear la opinión pública, mientras que el redactor interpretativo debe huir de ello y sólo ayudar al lector a comprender la importancia de un acontecimiento.

El propósito editorialista se manifiesta claramente en párrafos encabezados con frases como “no estamos de acuerdo con…”, “resulta inadmisible que…”, “pedimos una actuación clara…”, “debe ser la opinión pública la que…”, “es obvio que se precisa con urgencia…”, etc.

Creemos que el periodismo técnico debe modernizarse, incorporando con mayor frecuencia al estilo informativo, el interpretativo y de opinión. Un periodista que hace un relato interpretativo en su artículo con su propia opinión, incide mucho más sobre sus lectores que el redactor que se limita a hacer un relato informativo.

No olvidemos, como dice el título de esta sección técnica “La función económico-social de la prensa técnica”. Pero para lograrlo se necesitan profesionales preparados y audaces, totalmente independientes de presiones externas.